Dos recuerdos donde la vida, Dios o algo superior me ayudo realmente de una manera sorpresiva.
Uno es de cuando me casé. Un amigo de mi esposo vio las fotos en redes sociales y una semana después lo llamó para ofrecerle trabajo remoto en su empresa en EEUU, mi esposo me recomendó a mí, pasé el período de pueba, y así conseguí el trabajo remoto que nos permitió completar el dinero para salir del país. Una meta en la que llevabamos trabajando casi 4 años.
El otro, es del día que conocí a mi roomate en Portugal, jamás me imaginé que sería el vínculo que me traería al lugar donde recomencé mi vida. Conseguí mi empleo, el empleo de mi marido y por ende, la residencia en el país al que emigré, gracias a mi vínculo con ella y la amistad que nos une.
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